Wenceslao Nicolás
Fernández, alías “el loro” que no sabe porque le pusieron ese apodo, pero que
cree que puede ser la forma de caminar, y que lo porta él, y también su hermano
“Rulo” que vive en la ciudad capital de la provincia. Que nos relata los
sucesos de su niñez, desde los recuerdos más antiguos del viejo hogar, el
despertar de la adolescencia, y el ambiente en el que se
desarrolla su vida, junto a su familia, amigos, vecinos, y todos los que alguna
vez irrumpieron en ese mundo y dejaron una huella, reviviendo hechos,
incidentes propios conjugados con las anécdotas y retratos de los personajes
que lo rodearon.
Un aniversario más del
Club River sirvió de excusa para visitarlo en su domicilio, y lo entrevistamos
para conocer que tanto sabe de la historia del club a donde jugó por espacio de
una década. En la calidez de su casa, junto a su esposa que de esto también
mucho guarda en su memoria, nos recibió muy amablemente, nos invitó a
sentarnos, mate de por medio, el diario EL INDEPENDIENTE sobre la mesa como
fuente informativa, un termo llenó, por las dudas la conversación se
prolongara, tal como sucedió. Entre mate y mate ese “libro” guardado en su
cabeza comenzó a recorrer las páginas de la historia deportiva que lo tuvo como
protagonista. Ni siquiera hicieron falta las preguntas, fue como poner play y
que la obra se muestre ante nuestros sentidos. Fernández inició su conversación
contándonos que el 28 de septiembre cumplirá 81 años de vida, ya que nació en el
’32, que está jubilado, hace ya varias décadas, de conductor de máquinas del
ferrocarril Gral Belgrano, y que hoy disfruta de la vida, y que es muy felíz
junto a toda su familia, y que para no olvidarse que fue un hombre del riel,
tiene su casa construida precisamente pegado a las vías, en el pasaje Catamarca
(este), a metros del paso a nivel que une los dos extremos de los terrenos
ferroviarios.
Detectamos que posee aún
una memoria prodigiosa que con lujos de detalles va narrando los momentos de su
vida deportiva, diciendo “ … que tiempos lindos, aquellos de mi juventud; y más
aún cuando afloran a la memoria reviviendo al grupo de muchachos, compañeros,
amigos, -y lo subraya- muy amigos, amén de ser un gran equipo aquel que supe
integrar en la década del ’50, y deserté en junio del ’59 cuando sufrí una
lesión seria en uno de los tobillos, esto fue en el mes de junio. Conformábamos
un equipo muy difícil de vencernos, y nos parecíamos un poco a lo que el
Estudiantes de la Plata, con sistema de juego 1-3-3-4. Teníamos un fútbol
ligero, rápido, tanto para defender como para atacar, yo solía jugar de dos,
era defensor” – afirma -.
Sirve otro mate, y la
conversación prosigue mientras el agua del termo va perdiendo su calor, pero
que importa, y dice “El fútbol me permitió cosechar muchas amistades aquí, en
otros pueblos como Marayes (San Juan), Milagro, Olta, Candelaria y Quines (San
Luis), y que con aquellos que aún viven de vez en cuando los veo y rememoramos
aquellos tiempo”. Y como si fuese un gran cartel de promoción, orgulloso,
señala “Chepes se hizo conocido en varios lugares por el Club River Plate,
porque así lo llamaban y decían va o viene a jugar River de Chepes. Y lo más
importante de todo es que la confraternidad que reinaba en la institución
conformaba una gran familia”.
Con toda la nostalgia a
flor de piel hace trabajar su mente para acordarse de sus ex compañeros, y que uno a uno fue nombrándolos, “Cocho”
Pes, “Papa” Corzo, “Rulo Fernández (hermano), Latania, un jugador que después
fue a jugar a Instituto de Córdoba, los hermanos Abdala, Abraham, “Chiche” y
Aurelio, “Poroto” Nieto, Miguel Yalis, “Pupulo” Aguilar (a este exjugador lo
considera como un extraordinario), también lo menciona a Arévalo, Germán Muñoz,
y algunos otros muchachos que se fueron sumando, y “nos dirigía técnicamente el
petiso “Panadero López junto a un Sr. Olpi (de profesión guarda de trenes), y
todavía me sorprendo cuando me acuerdo que nuestros entrenamientos eran
presenciado por gran cantidad de gente, que no sabíamos de donde salían, si en
esos tiempos la población no era tanta, pero asistían desde los chicos, jóvenes
y grandes que llenaban los costados de la cancha”.
Fernández, nombra a
quienes por aquel entonces estaban en la mesa directiva de la institución, y
que fueron Don Abraham Abdala (padre), Andrés Héctor Nicolás Vega, Sadi “Chico”
Saddi, Julio Caballero, y algunos que escapan a la recopilación. Nos comenta
también “supimos jugar en la Liga Regional Chepense de Fútbol que se fundó en
el año 1958, y que era presididapor el Dr. Ernesto Álvarez junto a Arrascoeta y
Edgar Flores, donde intervenían los equipos del lugar (Rieles, Comercio, Belgrano y River), más Desiderio
Tello.
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