En los comienzos de
la década del ’30, en una época que este pueblo del sur de la provincia,
Chepes, recién estaba tomando forma en lo que hace a su organización
socio-política, con una población cercana a los 3.000 habitantes, y que a decir
de muchos que peinan canas, y bastantes, el Club Atlético River Plate, fue el
primero de todos en existir, a pesar que el rigor de los libros indican que
oficialmente su fecha de nacimiento fue un 15 de junio del año 1934.
Últimos días del otoño,
se aproximaba la fecha de inicio de la estación más gélida del año, tarde fría
de mediados del sexto mes, una mustia vegetación alumbrada por un débil astro
rey, una acequia apenas transitada por escaso torrente de agua le ponía un
sonido a la tranquilidad pueblerina, y que recibía a los entusiastas
asambleístas al lugar elegido para la reunión donde algunos adelantados
aguardaban el arribo de un nutrido grupo de hombre conocedores del temario a
tratar, y gestado entre caracterizados vecinos, comerciantes, y la mayoría del
grupo ferroviario. Algunos “curiosos”, otros sorprendidos por el movimiento que
se estaba dando en el sitio, transitaban lentamente por las afueras, observando
la situación llamativa para la ocasión, mientras que a la distancia, unas máquinas dejaban escapar
el smog del humo que el viento Norte lo extendía como un manto con un raro
perfume a leña y petróleo quemado.
Cuentan algunos que muchos antes de ésta
fecha ya se daban encuentros entre los jóvenes y disfrutaban de un partido de
futbol con las pelotas de cuero cocidas con tientos, más que nada se daban en
los baldíos o en las despobladas calles de tierra. Las ansias de organizarse
inquietaron y buscaron organizarse, decidiendo fundar un club con todas las
letras, y acompañados de un alto espíritu propio de la época finalmente
decidieron sus intenciones dándole a la nueva institución una marcada impronta
popular y barrial.
Su cuna fue una modesta vivienda construida por la empresa
que hizo el tendido ferroviario y que supo ser habitada por ferroviarios,
ubicada a un costado de las vías que atraviesan hasta la actualidad esta
ciudad, aunque después todo otros domicilios como el ubicado en la esquina de 9
de Julio y Pelagio B. Luna, propiedad que era de Doña Bartolina de Garay,
también paso su sede por la residencia del “Pupulo” Aguilar que estaba ubicada
a metros de la plaza principal sobre calle Roque S. Peña, hasta llegar a la
adquisición de una vieja casona (hoy demolida tras ser dañada por el terremoto
del ’77 que tuvo epicentro en Caucete- Pcia. de San Juan) y que perteneciera a
Don Rogelio Pereyra. Allí,un grupo de emprendedores hombres se convirtieron en
los padres de una respetada institución que denominaron Club Atlético River
Plate.
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